Somos un país
tremendamente privilegiado y somos un México terriblemente mal educado. Privilegiados en todo y mal educados en
todo.
Privilegiados desde
nuestra posición geográfica en la que sostenemos a los Estados Unidos y cargamos
el peso de todo Latinoamérica. Maleducados desde la cuna cuando en vez de
enseñarnos a hablar español balbuceamos conceptos como tata, pupu, popa, guáguá.
Un estudio de las 20
economías del mundo de la firma británica Person sobre educación, combina datos
entre 2006 y 2010 sobre nivel educativo, sistemas de enseñanza, cantidad de alumnos, graduados por nota y
competitividad global; colocando a México solo arriba de Indonesia y Brasil.
Miguel Székely
dirigió un estudio en México sobre
el mismo tema y nuestro país está ligeramente arriba de un país considerado en
subdesarrollo. En su estudio mencionó que para que una entidad como Oaxaca
alcance el promedio del Distrito Federal se requieren de 33 años de estudios.
Los datos de la Organización
para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) son más duros. México se sitúa solo arriba de Portugal en porcentaje de población cuyo nivel
educativo es de primera etapa (secundaria o inferior).
Somos los peores en tendencia de
graduación en etapa secundaria con solo el 47% cuando por ejemplo Chile el otro
país latinoamericano de habla hispana con el privilegio de considerarse en el
estudio alcanza el 83%.
Nuestros números en
educación terciaria son paupérrimos. En nivel de competitividad con el exterior
estamos por debajo de Argentina y Uruguay que no están incluidos en el estudio
internacional porque su economía no privilegiada está por debajo de las 20
mundiales.
La ONG Mexicanos Primero
publicó datos de la SEP sobre educación superior que aseguran de 61, 929
privilegiados que ingresan a la universidad solo 36,886 se titulan y de ellos solo
el 2,01% termina un posgrado.
Aún así México tiene
el privilegio de ser el gran socio comercial de Estados Unidos con el 14.2% de
sus importaciones. En 2010 elevamos el PIB del balance comercial arriba de las
grandes potencias emergentes del mundo China y Brasil.
No existe una
sociedad del conocimiento existe una privilegiada economía manufacturera que
crea un notable desbalance entre desarrollo y nivel educativo. Una economía
basada en conocimiento es más competitiva, sólida y sobre todo equitativa.
Habilidades como
comprensión de lectura, expresión oral y escrita, resolución de problemas,
capacidad de análisis y síntesis, pensamiento hipotético y lógico, discernir y
ordenar información; son indicadores que detonan consecuencias sociales graves que
parecen imperceptibles.
El nefasto civismo
del día a día, la carencia de cualidades empáticas, nuestras tendencias
psicópatas al privilegio de conducir un auto o de convivir en un edificio de
apartamentos, son mera consecuencia de nuestra falta de educación.
Un gran porcentaje de
la población arde en su percepción de la realidad política del país por la toma
de protesta del próximo sábado y descalifica tajantemente sin un análisis
profundo la vuelta del PRI a Los Pinos. Sin percatarse que las habilidades
antes mencionadas son capacidades inherentes del hombre para hacer un voto
concienciado.
El privilegio que se
ha ganado el país de asistir a una urna está desperdiciado si no se respalda
con cultura política y social de nuestro entorno. El contexto define todo y nuestro
código postal el tipo de educación al que se expone nuestra formación.
Existe un sin número
de obviedades que podrían asociarse a un nivel de educación elevado, pero
relacionar los desempeños de la sociedad mexicana de acuerdo a la capacidad que
tuvieron como estudiantes es la más grande de todas.
México cuenta con
muchos privilegios… pero lo que nos hace... lo que somos es el privilegio de estar
mal educados.