9/12/2013

Indómito

No es la reencarnación de Héctor ni de Sigfrido. No hay hombre o héroe en la mitología de los hombres que asemeje su naturaleza indomable. Entonces tal vez alguna bestia, del pegaso comparte el mismo temple bravío y nobleza.

Ni 222 días en el averno, ni una lanza en el corazón tras renunciar a Londres, pudieron con su combatividad genética y autoridad incontestable. El último héroe de los hombres se abre paso entre los mastodónicos titanes y reclama su sitio en el Olimpo.

27 años de extraordinaria capacidad para ofrecer variantes en su propuesta. La evolución es innegable, sus más adustos críticos aún embelesados por sus incansables corridas y su portentoso efecto magnus, seguimos juzgando sin sentido la estética de su juego.

Un criterio exagerado si consideramos que el ribete lo impone ese  adversario que todavía la historia encumbra como el mejor de todos. Ese que interrumpió su tiranía en Roland Garros pero por el que tuvo que abonar lágrimas en Melbourne.

Aún así la última versión mostrada por Odiseo, Ulises o sencillamente Rafael es sublime. Cualquiera que guste del juego queda absorto por las cualidades de "El muro", mote que en plena metamorfosis encuentro muy obsoleto.

El fantástico intercambio de 54 pinceladas en el lienzo de Flushing Meadows contra el icono del nuevo orden, denota la resistencia que siempre lo caracterizó, pero ahora aderezada con el sosiego de la decisión previa a cada impacto y un notorio repertorio de golpes.

Nadie puede negar la evolución de aquél que embistió la campaña del 2010 cuando su saque plano sobrepasaba los 200 kph. El lunes tras conquistar Nueva York en cuatro sets, su promedio de velocidad fue de 158 kph con un lacerante saque abierto con slice.

El passing shot intacto, el drive inmaculado y el "banana" shot (su variante del liftado) perfeccionado con esa incesante rotación que solo él imprime a la bola perpendicularmente que provoca una trayectoria de fuera a dentro de la pista a 10 centímetros de la superficie.

Ya son pocos los datos que no ilustran a Nadal como uno de los mejores de la historia. En arcilla hace tiempo que no dejó lugar a especulaciones, pero los trece grandes más su inverosímil cantidad de Masters (26) lo apuntalan en el podio.

Rafa se luce con una impecable marca de 21-0 en superficie dura este año y solo tres derrotas en la temporada. En el ranking sigue siendo segundo por una vaga cuestión matemática que no aguantará su ímpetu en Asia.

Al iniciar la gira Latinoamericana reconoció que tomaría algunos riesgos, el primero fue el trazado de su temporada que sin importar los resultados obtenidos seguiría ad verbum ad litteram. El segundo fue la Aeropro Drive GT de Babolat.

El arma que esgrime es como si fuese adherida quirúrgicamente a su potente brazo de carbono. Los filamentos de tungsteno inician en sus venas y terminan en la versatilidad y torsión de las cuerdas que aumentan la precisión en cada juego.

Zevallos y Darcis son anecdotarios en una temporada con el 95% de efectividad en la que además se da el gusto de rechazar un avión privado intercontinental para jugar de nuevo por España. Una decisiva Davis por la permanencia en el Grupo Mundial.

Magistral, virtuoso, triunfador, es una maquina perfectible del tenis pero más allá de todo Rafael Nadal simplemente posee un espíritu indómito.