10/09/2015

Un roto para un descocido

El común manoseo mediático de posibles entrenadores para la selección mexicana mencionó a Marcelo Bielsa y Jürgen Klopp, de los mejores del mundo y conocidos por su metodología, que incluso sin trabajo desecharon la posibilidad de venir a dirigir al Tri.

Tras seis procesos mundialistas con el mismo resultado, parecen haberse agotado las fórmulas locales que sofocan a la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) que sirve como pararrayos para los dueños del fútbol mexicano, quienes decidieron apostar por un "forastero" como seleccionador. 

Los antecedentes se limitan a la encomiable apuesta por César Luis Menotti (1991-1992) quien estableció las bases de México como una selección competitiva tras su momento más álgido, la suspensión del mundial de Italia 1990 por alineación indebida en un certamen juvenil previo.

Tras la catástrofe fue la primera vez que los "dueños" del futbol mexicano, la mayoría grandes empresarios  encabezados por el gigante mediático Televisa salieron al mercado internacional a buscar un revulsivo.

Menotti dejó su impronta y luego el país tras una intempestiva salida que incluía a ataques desde la maquinaria mediática y un cambio de titular en la Femexfut. Meses después en una entrevista previa a asumir como entrenador de Boca Juniors, el Flaco Menotti calificó de "terroristas" a los dirigentes aztecas.

La segunda vez que México recurrió a un entrenador ajeno al mercado local fue con Sven-Göran Eriksson (2008-2009), el sueco venía de dirigir a Inglaterra en dos mundiales y fue la gran apuesta de Justino Compeán, directivo también de Televisa que hasta hace pocos meses aún fungía como presidente de la federación.

Compeán quería europeizar al Tricolor  tras el fracaso en Alemania 2006 bajo las órdenes del argentino, pero formado en México, Ricardo La Volpe, quien fue el primero en la historia en completar un ciclo mundialista completo.

El desconocimiento del medio y la idiosincrasia del futbolista terminó haciendo imposible el trabajo de Eriksson. En una entrevista concedida a la cadena ESPN hace días, Miguel Herrera, seleccionador en Brasil 2014 afirmó: "En México hay que ir a buscar a los muchachos a los antros o ir a despertarlos para ir a entrenar."

Desde el Mundial de México 1970, la selección ha tenido seis entrenadores extranjeros quitando a Menotti y Eriksson, el resto fueron formados como directores técnicos en el país. México terminó echando al sueco tras perder por goleada en Honduras.

"Jorge Vergara, dirigente del Guadalajara (el club más popular del país) cuestionaba todas mis decisiones me llamó tonto, la injerencia de los directivos en el fútbol mexicano es total, incluso en los resultados." Escribió Eriksson en su autobiografía "Sven: Mi historia" (2013).

De acuerdo a un estudio del portal Mediotiempo (http://bit.ly/1jhzyzJ) de los 20 países con más apariciones en mundiales, México tiene la menor permanencia en el cargo de sus entrenadores solo detrás de Corea del Sur. La misma fuente señala por ejemplo, que  Alemania ha tenido 10 seleccionadores en 85 años.

El colombiano Juan Carlos Osorio anunció esta semana de forma unilateral su convenio con la selección mexicana para el proceso mundialista de Rusia 2018, en un momento muy convulso del fútbol mundial donde Joseph Blatter es suspendido por el comité de ética del organismo que preside.

En esta telaraña de corrupción se señala a la Concacaf como eje transversal del Fifagate, en la confederación dónde México se considera "el gigante", los principales dirigentes del área son el blanco principal de la fiscal estadounidense Loretta Lynch, cabeza de la investigación.

Pese al panorama se efectuó la última Copa Oro que determinaba la clasificación a Copa Confederaciones. EEUU era vigente campeón y favorito, sin embargo el certamen arrojó errores arbitrales inverosímiles en beneficio de México, que llegó a la final tras polémicos y decisivos penales a su favor en cuartos de final y semifinales.

La gran final que se esgrime mañana en el Rose Bowl de Pasadena (92.542 aficionados) por un billete a Rusia 2017, ha dejado en las arcas de la Concacaf alrededor de 200 millones de dólares considerando la taquilla, derechos de televisión y publicidad estática, según estimaciones de la prensa.

El flamante nuevo entrenador de México "el profe" Osorio, presume que solo fue echado una vez de su cargo, curiosamente del Puebla mexicano. El colombiano culminó su vínculo con Chicago para fichar por el NY Red Bull, con Atlético Nacional para entrenar a San Pablo y lo volvió hacer con los paulistas para dirigir al Tri. Respeta tanto los procesos como la federación que ahora lo acoge.

Victor Vucetich, conocido como el "Rey Midas" por hacer campeones a todos los equipos que dirigió en México, fue designado seleccionador cuando tras solo dirigir un partido fue despedido Luis Fernando Tena,  entrenador del equipo que ganó la Olimpiada de Londres 2012. Este a su vez llegó como bombero de José Manuel de la Torre que dejó a México al borde de la eliminación para Brasil 2014. Vucetich también fue cesado del cargo tras solo dos partidos en los que por nueve minutos el Tri estuvo eliminado. La nerviosa federación que perdería millones de dólares en contratos televisivos, ingresos publicitarios y de sus patrocinadores finalmente recurrió al cuerpo técnico del Club América (buque insignia de Televisa) para afrontar el repechaje contra Nueva Zelanda, el parte final fue de cuatro entrenadores en los últimos seis partidos del proceso.

La Femexfut y los clubes mexicanos compiten en lo económico con cualquier club o federación del mundo, pese a ello cualquier técnico comprometido con los procesos vería con reparo llegar al tricolor.

Osorio también ha encontrado resistencia de los entrenadores del fútbol mexicano y exseleccionadores, aparentemente la reacción obedece más a celos profesionales que a una crítica constructiva que olvida la fragilidad estructural que acompaña los tortuosos y a veces demenciales "procesos" mexicanos.

Juan Carlos Osorio afrontará finalmente lo que quería, un reto como seleccionador, pero tendrá que coexistir con una interdependencia de factores casi surrealistas que condicionarán su accionar. Por su parte la Federación Mexicana de Fútbol tendrá que mostrar casi una fe ciega en el entrenador para recuperar algo de credibilidad como institución y buscar el anhelado quinto partido.

Al final el acuerdo puede ser benéfico para ambas partes que en definitiva sin ser lo que buscaban pueden terminar encontrado lo que necesitaban. Un roto para un descosido.