Una maestra detecta que la única alumna rubia de toda esa escuela pública ubicada en Ciudad Neza tiene piojos y debe citar a su mamá.
Madre e hija comparten el apellido Hološko y también su segundo nombre, pero en la escuela solo le dicen "la wera". La madre admite conocer del tema pero no comprende cuál es el problema y argumenta que eso es "normal" en su ciudad natal Smolenice, Checoeslovaquia (así sigue llamando a su país).
La madre cuando suele aparecer en la escuela lo hace con gafas oscuras, tacones y un intenso olor a cigarro.
Durante dicha reunión la directora llama a la enfermera y la hacen comprender a medias del problema. Pero es la maestra de la niña quien la convence de asistir a un centro de salud y se ofrece a acompañarlas.
Por obvias razones las liendres se han extendido en el salón y por higiene la directora del plantel tiene que suspender a 25 alumnos durante un mes incluyendo a "la wera".
Al cabo de ese tiempo vuelven 24 alumnos, falta "la wera". Las Hološko han cambiado sus contactos, tampoco viven ya en la dirección que presume la inscripción. Tras varios meses de intentos la escuela decide dar de baja la ficha.
Casi 3 años después caminando un domingo por Reforma la maestra es sorprendida por "la wera": ¡Hola miss cómo está? Tienen una charla de no más de 5 minutos. Antes de que el chofer le insista a la pequeña que tienen que irse.
La maestra se entera que las Hološko ahora viven cerca de la zona y lo último que comentan es que "la wera" tiene una hermanita que se llama como su maestra, la que les enseñó que tener piojos no es "normal".