1/14/2014

La última frontera

El límite de América del Norte se encuentra en el confín del caribe mexicano y marca frontera con Belice, fue definida a principios del siglo pasado (1902) por el dictador Porfirio Díaz quien creo el territorio que hoy en día cuenta con los más famosos destinos turísticos del país.

El estado de Quintana Roo enclavado en la península de Yucatán cuenta con la mayor extensión de costas del caribe mexicano donde han trascendido centros turísticos de talla internacional como Cancún, Cozumel y Playa del Carmen.

El sur del estado aún cuenta con tesoros ocultos de belleza extraordinaria, riquezas aún sin explotar que durante siglos han sido escenario de disputas entre mayas, conquistadores españoles, revolucionarios mexicanos y piratas europeos.

Sus paisajes exhuberantes casi vírgenes son el antagonismo de los grandes resorts de Riviera Maya y de la apartada zona hotelera de Cancún a 380 kilómetros y más de cuatro horas de carretera.

Si bien la herencia de la región se entrelaza con las grandes urbes mayas y sus interminables rutas comerciales. Chetumal, la capital del estado apenas cuenta con 76 años de vida y fue hasta 1974 que se convirtió en cabecera del municipio Othón P. Blanco.

El municipio recientemente se segmentó (febrero de 2011) para darle vida al ayuntamiento de Bacalar, convirtiéndose en el municipio más joven del país. Una región con notables retos sociales pero como principal objetivo consolidar su desarrollo turístico.

El aeropuerto de la ciudad de Chetumal es la puerta de entrada para conocer majestuosos escenarios como son el Cenote Azul, la Laguna de los Siete Colores, Mahahual o el Parque Nacional Marino de Xcalak.

BACALAR

El pirata Diego el Mulato destruyó en 1652 el pequeño pueblo mercante de Bacalar. Gustaba atracarlo para robar a sus mujeres y el valorado "palo de tinte", un árbol endémico bien comercializado entonces por su calidad para teñir textiles.

Debido a este y otros ataques filibusteros desde el Caribe, las autoridades virreinales decidieron construir el fuerte de San Felipe (hoy Museo de la Piratería) para proteger a la población y la entrada de la laguna conocida como Laguna de los Siete Colores.

Declarado como Pueblo Mágico en 2007, ha recibido apoyo federal para desarrollar su infraestructura a lo largo de los 42 kilómetros de extensión de la laguna. Una privilegiada zona ecoturística donde se pueden avistar aves, bucear, realizar recorridos a caballo o remando en kayak.

La Laguna de Bacalar, tiene como particularidad que se pueden distinguir a lo largo del año una gama de colores que va desde el azul profundo al verde esmeralda:"Con algo de suerte durante un atardecer algún matiz púrpura", comenta Jaqueline Baier copropietaria de un ecohotel de la zona.

Es imposible no enamorarse del lugar, asegura la alemana quien viajaba junto con su pareja en una camioneta desde Alaska con destino a La Patagonia, cuando escogieron Bacalar como descanso en su travesía, que sigue interrumpida ya por siete años.

"Buscamos la armonía con el medio ambiente y tener un cuidado especial con los recursos que utilizamos". Las cabañas son autosustentables cuentan con energía solar y los materiales de construcción fueron obtenidos en el propio terreno que alberga el hotel.

Otro atractivo de la región es el Cenote Azul con noventa metros de profundidad y su agua cristalina, que lo convierten en un tesoro para los amantes del buceo, quienes lo valoran tanto como hace siglos lo hacían los mayas que lo consideraban un lugar místico.

CHETUMAL

Una guerra de castas entre indígenas mayas y blancos devastó los asentamientos de la región a finales del siglo XIX. Por lo que el gobierno prerevolucionario de Porfirio Díaz estableció límites territoriales con la corona inglesa, que suministraba sus armas.

Fijó la frontera con Honduras Británica en el Río Hondo, separó de Yucatán el nuevo Territorio federal de Quintana Roo y envió al ejército a combatir a los mayas rebeldes. La ciudad de Payo Obispo rebautizada como Chetumal por el oficial Othón P. Blanco fungiría como punto aduanal.

 El lugar, escoltado por paisajes selváticos permitiría una movilidad rápida entre los manglares gracias al viento que recorre los ríos bajos que conectan la laguna hasta el océano. La misma brisa que hoy cruza la bahía de Chetumal y refresca a los habitantes del colonial puerto.

A la distancia se pueden observar los grandes cruceros que hacen una escala más entre Cartagena y Bahamas. La alegre ciudad cuenta con su carnaval en Febrero y las fiestas del pueblo se celebran el 5 de mayo.

También presumen su cálido clima de 30 grados durante todo el año. En el malecón los locales detienen sus autos por unos minutos para apreciar los sublimes atardeceres que ocultan el sol detrás de las resplandecientes luces de la costa beliceña.

A solo minutos de Chetumal se pueden visitar los sitios arqueológicos de Dzibanché y Kohunlich donde se encuentra la Pirámide de los Mascarones, su principal atractivo son los enormes mascarones de dos metros de altura que datan del año 250 a.C.

MAHAHUAL

Gonzalo Guerrero fue un marino andaluz del siglo XV que naufragó en el Caribe, las corrientes marinas que se concentran en la zona, conocidas por especialistas como el Giro oceánico Columbus, lo llevaron a las blancas playas de territorio maya.

Fue rescatado por indígenas para luego hacerlo prisionero. Sirvió como esclavo por años, sin embargo demostró su valía en combate y fue integrado a la sociedad de los Tutul xiúes. Adoptó sus costumbres, idioma y tuvo descendencia, probablemente los primeros mestizos.

El mismo Hernán Cortés envió una expedición para "rescatarlo" pero Guerrero adaptado a la cultura y sus escenarios decidió enfrentar a los españoles. Las playas que cautivaron a Guerrero no distan mucho del paisaje que todavía ofrece Mahahual y Xcalak los pocos resquicios vírgenes que todavía ofrece la Riviera Maya.

La carretera que conecta Chetumal y Cancún desvía al paradisiaco destino, que ofrece desde exclusivos hoteles boutique donde se puede probar alta cocina mediterránea, hasta cabañas en las que se pernocta en una hamaca hilada por mahahualenses.

El distintivo azul turquesa del Mar Caribe se convierte en una alberca de inmensas proporciones, prácticamente sin oleaje que rompe en la segunda barrera de arrecife más grande del mundo a donde se puede llegar nadando y realizar una experiencia de esnorquel inolvidable.


Chetumal, Bacalar y Mahahual soberbios escenarios de la última frontera del caribe mexicano.

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