7/24/2017
Sin plan "B"
La Copa USA se tenía que disputar y la Federación Mexicana buscaba darle prioridad a la eliminatoria mundialista. La situación se resolvió vistiendo de verde al campeón del fútbol mexicano con todo y entrenador. Hugo Sánchez solo sustituyó a los extranjeros de sus Pumas con Luis Hernández, Luis Pérez, Óscar Mascorro, Daniel Osorno y Paulo César Chávez. El torneo amistoso fue anecdótico, pero fue un antecedente de un club representado a México y compitiendo de buena manera.
1 Julio 2001
Los números de Enrique Meza al frente de la selección en el hexagonal final rumbo al Mundial de Corea/Japón 2002 llegaron a cinco partidos (1-1-3). La primera derrota como local en una eliminatoria mundialista le puso pie y medio en la salida, la puerta se cerró cuatro días después cuando Honduras goleaba al Tricolor en San Pedro Sula.
Javier Aguirre fue el bombero y armó un equipo emergente con la base del Cruz Azul subcampeón de América: Óscar Pérez, Melvin Brown, Sergio Almaguer, Tomás Campos, Víctor Gutiérrez, José Hernández y Francisco Palencia. México ganó entonces un partido vital contra EE.UU. enderezó el rumbo y cerró en segundo lugar la eliminatoria.
1 julio 2011
La Copa América se juega en Argentina, el certamen más importante de selecciones en el que puede competir México tras el mundial. La Concacaf "obligó" a México a disputar la recién culminada Copa Oro con sus mejores jugadores y decide participar en Sudamerica con la selección sub-23 más algunos refuerzos de experiencia como Luis Michel, Héctor Reynoso, Oribe Peralta y Rafael Márquez-Lugo.
Pese a las tres derrotas y considerando a los rivales se jugó con el suficiente orden para no hacer una memorable participación en lo negativo. Un año después la base de este equipo ganó la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
13 noviembre 2013
Turbulento hexagonal rumbo a Brasil 2014. José Manuel de la Torre dejó a México en el borde de la eliminación. Luis Fernando Tena perdió en EE.UU. el único partido que dirigió y Víctor Manuel Vucetich tras dos partidos fue cesado. Llegó el turno de Miguel Herrera para disputar el repechaje contra Nueva Zelanda.
Convocó de "su" América a Moisés Muñoz, Francisco Rodríguez, Juan Carlos Valenzuela, Miguel Layún, Paul Aguilar, Jesús Molina, Adrián Aldrete, Juan Carlos Medina, Raúl Jiménez y Luis Mendoza. México ganó por goleada los dos partidos y clasificó al mundial dejando atrás el complicado proceso.
24 julio 2017
México una vez más enfrentó dos torneos en el verano por la pecuniaria y bienal Copa Oro. Esta vez la prioridad se concedió a la Copa Confederaciones y una selección alternativa disputó el certamen de Concacaf. México cumplió con el objetivo de jugar semifinales en Rusia 2017, pero un intermitente funcionamiento, una goleada ante Alemania sin sus figuras y la forma en que se pierde ante Portugal dejó una impresión muy negativa.
No son un secreto las falencias de la Federación Mexicana de Fútbol: su falta de planeación, la paupérrima logística y la poca seriedad y respeto que se le otorga a los procesos de las selecciones en todas sus categorías. Si los mayores responsables de generar la infraestructura necesaria y el entorno ideal para contar con una selección competitiva son incapaces de logarlo, es ridículo pensar que pueden hacerlo con dos equipos en el mismo verano ¿Qué opciones quedan?
El escenario ideal es que existiese una abundante y constante cantera de futbolistas con el desarrollo físico-atlético y psicológico, los procesos necesarios de formación, la experiencia suficiente en clubes y finalmente el trabajo técnico-táctico indispensable en cada categoría como para poder elegir 23 que sean capaces de acoplarse a un sistema de juego estructurado o con los fundamentos mínimos para adaptarse al del entrenador en turno.
Ante la inexistencia de este panorama aún quedan alternativas para dejar de comprometer el poco prestigio logrado por el Tricolor a nivel internacional en cada evento al que participa con cualquier selección mayor. Los antecedentes existen y de los cuatro casos citados al principio del texto los resultados han sido menos catastróficos que las inolvidables goleadas contra Chile y Alemania más la humillante derrota ante Jamaica.
Enviar a la selección juvenil no solo daría fogueo a los jugadores a nivel internacional (del que carecen) de ser el caso podría reforzarse con algunos más experimentados que apuntalen el equipo. Si bien este verano se disputó el Mundial Sub-20 en Corea del Sur (generación 1997) al torneo de Concacaf asistió Edson Álvarez, la figura de ese plantel.
El último partido que disputó la "selección sub-23" fue en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016 si se hubiera seguido medianamente el proceso de esos jugadores, en esta Copa Oro elementos como César Montes, Erik Gutiérrez, Rodolfo Pizarro y Erik Torres probablemente hubiesen potenciado su rendimiento con la familiaridad de una sistema de juego conocido.
México es uno de los países donde se puede sacar una ventaja deportiva de la relación existente entre la Federación y la liga local, me pregunto que hubiera pasado si se negocia con las Chivas de Guadalajara su participación en la Copa Oro evidentemente de la mano de Matías Almeyda que conoce perfectamente que posiciones reforzar.
Es cierto que se hubiera comprometido la pretemporada del Guadalajara y con ello todo su torneo, pero considero que México hubiera estado mejor representado e incluso por el nivel exhibido, podría haber competido por el título. En el país de la multipropiedad, los cachirules y las decisiones tomadas desde la televisión no sería muy complejo balancear esta ecuación con algún beneficio para el club.
En cualquier caso se valoraría en mayor medida a los jugadores y se protegería al cuerpo técnico, se honran los compromisos adquiridos con organizaciones, torneos y sobre todo con los aficionados que son tratados como clietes, se optimiza y justifica el trabajo realizado con procesos juveniles e incluso se prioriza la representación nacional y su materia prima (el jugador mexicano) ante la evidente extranjerización de la liga que aparenta seguir sus propios intereses cuando todos sabemos que obedecen al mismo grupo de directivos.
7/18/2017
La improvisación mexicana
Retomemos el último proceso mundialista casi catastrófico con cuatro entrenadores en los últimos seis partidos. José Manuel de la Torre, Luis Fernando Tena, Víctor Manuel Vucetich y Miguel Herrera. El último de ellos pese a no llegar al quinto partido dejó una buena imagen en Brasil 2014. Parecía encaminado al nuevo proceso mundialista, sin embargo su temperamento lo llevó a golpear (o intentar golpear) a un relator crítico de su labor y entonces fue despedido. Incluso tras el escándalo un grupo de directivos dentro la Federación Mexicana de Fútbol apoyaban su permanencia, dividían culpabilidades con el cronista.
Una prensa vilipendiada en un país donde es más peligroso denunciar un delito que cometerlo. Más allá de los vicios propios de la "nueva" prensa deportiva más cercana al espectáculo que a la información, el gremio lastimosamente se ha dividido entre porristas y detractores de la selección. No existen matices, si la crítica es argumentada y constructiva se toma igual que la peor verborragia. Estás con ellos o en su contra.
Este "viceralismo" puede esperarse de los aficionados porque son más pasionales y menos analíticos, pero cuando directivos, jugadores y cuerpo técnico califican a todos de amigos o enemigos los ecosistemas se contaminan dramáticamente.
La credibilidad de la Federación Mexicana de Fútbol viene en decadencia con cada entrenador que llega y los procesos que en teoría deberían tener estabilidad considerando el nivel del área donde se compite y la cantidad de plazas en disputa por cada eliminatoria jugada, son tortuosos.
México además, es la única selección que juega como local en dos países y en términos marquetineros su mercado alterno es mayor en potencial en cuanto a su poder adquisitivo y fidelidad de plaza. Su peso histórico en la zona la hace participar únicamente de las fases finales en los clasificatorios. Ningún equipo juega tanto y tan seguido como la selección de México y aún así no encuentra la estabilidad que aparentaría ser sencillo encontrar bajo este contexto. Por si fuera poco se cuenta además con recursos de patrocinadores serios, infraestructura de primer orden y una liga atractiva, pero todo esto no parece suficiente para tener un ambiente laboral óptimo.
Las decisiones desde la cúpula se vuelven pecunarias, no se concede tiempo al trabajo, no se desarrollan los talentos, se cortan procesos y se pierden generaciones enteras. Julio Gómez, Balón de oro en el sub-17 que México levantó por segunda ocasión en el 2011, ha portado seis camisetas en 4 años y juega en el ascenso de su país cuando las figuras uruguayas y alemanas que enfrentó en el certamen ya juegan en Europa con contratos millonarios. Del equipo sub-23 que ganó los JJOO de Londres en 2012 se mantienen (y cuestionados) seis jugadores en el plantel de la Copa Confederaciones (sin contar a Oribe Peralta quien jugó como refuerzo).
Lo que México ha obtenido en prestigio internacional se ha conseguido trabajando con la materia prima local jugadores y técnicos, con el puntual aporte de brillantes extranjeros. Pese a ello hoy los dueños del fútbol mexicano prefieren abrir hasta 9 los puestos a foráneos en la liga y se busca fuera del país cualquier elemento sin un nivel diferencial con el del potencial mercado local, se ficha cantidad y no calidad en la mayoría de los casos. Equipos con grandes recursos como Tigres, Monterrey o Cruz Azul derrochan fortunas cada seis meses y algunos adquieren derechos de juveniles extranjeros para incluirlos en sus registros de categorías inferiores para que en un futuro no ocupen una de las 9 plazas. ¿No sería ideal copiar el modelo de jugador franquicia de la MLS en vez de traer a probarse a decenas de sudamericanos cada temporada?
El Club Pachuca que recientemente trabaja mejor las fuerzas básicas es el modelo más próximo a culminar procesos con sus futbolistas desde las categorías infantiles, aún así están lejos de los semilleros sudamericanos y europeos.
Si bien el modelo económico actual ha traído beneficio al espectáculo de la liga, cada vez son menos los jugadores jóvenes consolidados en los equipos de primera división. Y los seleccionadores nacionales que nunca han tenido una vasta cantidad de elementos para formar cuadros altamente competitivos ahora incluso sufren para detectar jugadores en posiciones tan fundamentales como la de un delantero centro.
México durante las últimas ediciones de Copa América (salvo la Centenario) tuvo que enviar selectivos alternativos para competir en el mejor torneo al que se tenía acceso después de una Copa del Mundo por "compromisos comerciales" con la Concacaf. Los mismos motivos hicieron desdeñar este año la Copa Libertadores, el torneo más prestigioso de clubes después de la Liga de Campeones de la UEFA. "El calendario se empalma con el nuestro (Liga y Copa) y las condiciones no son equitativas". Justificó Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX.
El presente y futuro de generaciones se está comprometiendo cada que llega una evaluación contra equipos extranjeros (Libertadores, Copa del Mundo, Copa América o Mundial de Clubes). Tras la década de los noventa se ganó un prestigio a base de trabajo y poco a poco quedaron atrás las abultadas derrotas cada que los equipos mexicanos salían a competir. Hoy estás derrotas escandalosas regresan y los titiriteros del fútbol siguen pregonando "accidentes del fútbol" y justificando el inerte resultadismo cuando los números se tienen a favor.
No es normal que una selección juegue más de 20 partidos en una temporada, tampoco que se tengan que formar dos cuadros para el mismo verano, pero si llegara a ser necesario deberían existir protocolos sustentados en una estructura como recién ocurrió con Alemania. Tampoco es normal que los clubes jueguen cada fin de semana con dos futbolistas mexicanos y se busquen justificantes como la Ley Bosman. Mucho menos es común la multipropiedad o que las decisiones se tomen desde un despacho en una televisora. La prensa no es el enemigo por más que en sus filas existan porristas, divas y reventadores. Para los que crean que esta genera un ambiente nocivo para el trabajo de jugadores y cuerpo técnico deberían de viajar un poco y conocer como se vive el fútbol en Argentina, Brasil, Turquía o el Reino Unido. El jugador mexicano comienza a sentirse incómodo cuando es llamado a su selección porque apenas se sabe exigido.
La realidad es que México no está dentro de los mejores 10 equipos del mundo, pero tampoco por debajo del lugar 20. No hay nada nuevo en el fútbol las fórmulas están sobre la mesa:
- Se apuesta al talento de jugadores excepcionales y se les pone por encima de todo, ojo primero hay que desarrollarlos.
- Se puede crear una estructura a largo plazo que con coherencia y evolución fundamente un equipo y su forma de juego.
- Se puede operar exitosamente con el trabajo de un director técnico al que se le entregue control absoluto de la selección: logística, planeación y cancha. Desde el más mínimo detalle y se debe apostar fielmente por su continuidad. Son tres formulas probadas con las que México se topó en Rusia 2017. Difícilmente se puede corregir algo a un año del mundial, menos aún con las tradicionales incoherencias de la Femexfut. Lo óptimo (no lo ideal) es continuar con Juan Carlos Osorio hasta Rusia y dejarlo trabajar con lo que sabe y dispone, que siga justificando su estilo donde las formas no importan (presume dos derrotas oficiales, un 7-0 y un 4-1) y a esperar que cuando llegue el cuarto o el esperado quinto partido (por casualidad), no les hagan otra inolvidable goleada por seguir improvisando.
7/07/2017
Todos para uno y uno para todos
Cristiano Ronaldo es el mejor futbolista portugués de la historia. Figo y Futre coinciden, y tal vez si Eusebio lo hubiese visto en Francia 2016 hubiera cedido satisfecho el trono. Siempre crítico de CR7 cuando lo rebasó como goleador histórico comentó: "Después de tantos años alguien más ha marcado esa cantidad de goles. Pero ahora es más fácil. Yo nunca jugué contra Liechtenstein o Azerbayán".
7/05/2017
La persistencia roja
Chile siempre ha contado con una fina materia prima lo único que hacía falta era un ebanista que eligiera la técnica precisa para pulir y tallar esa madera de forma artesanal. La "generación dorada" no incluye a los referentes históricos de su fútbol: Elías Figueroa, Marcelo Salas e Iván Zamorano, los dos últimos abrieron el camino de esta brillante selección.
No quito mérito a sus relevos argentinos que supieron interpretar el proyecto, darle continuidad y sumar su aporte. Pero la forma de interpretar el fútbol de Bielsa es única, cuida con pasión el mínimo detalle y gusta de controlar desde la infraestructura donde se entrena, hasta la alimentación de los jugadores. Algunos lo consideran una institución hiperprofesionalizada otros una fórmula destinada al desgaste del futbolista que no ha probado el éxito con títulos.
Es ahí donde la forma y el cómo dejan de lado el resultadismo ordinario que hoy demarcan los tiempos del fútbol. Los equipos de Bielsa son fieles a una idea transmitida a los jugadores que contagia a la tribuna, así se genera un estilo y se llenan estadios. Cuando se le invita a casa a Bielsa se le entregan las llaves de la puerta, del auto y de la recamara o simplemente dará las gracias de forma respetuosa y se despedirá.
El entrenador tiene todo el respaldo de la Federación es absoluto, condicional y categórico. Es el máximo responsable del seleccionado y así todos lo entienden, en especial los jugadores: Bravo y sus centrales pretorianos, los carrileros incombustibles de siempre, el Rey Arturo, un medio creativo y las dos puntas intratables.
Son 42 los futbolistas que han jugado los últimos dos mundiales y dos copas América, el 60 % repitió al menos en dos torneos. Claudio Bravo, Mauricio Isla, Gary Medel, Gonzalo Jara, Arturo Vidal, Jean Beausejour y Alexis Sánchez los jugaron todos, no es difícil entender porqué se conocen de memoria.
Si bien cuentan con argumentos sólidos para resolver los partidos en 90 minutos es en los alargues donde han encontrado su zona de confort, cuando al resto le tiemblan las piernas, se le encogen los músculos y la saliva se atraganta. El futbolista chileno no duda y su persistencia (y la de sus entrenadores argentinos) explota su encomiable fortaleza mental y física.
La persistencia chilena fue buscar al más estudioso alumno de Bielsa cuando se fue, la persistencia chilena fue el travesaño hecho tatauaje en la espalda de Mauricio Pinilla, la persistencia chilena fue el 7-0 en California, la persistencia chilena fue el Nacional de Santiago contra Messi y el Kazán Arena contra Cristiano, la persistencia roja no me caben dudas será en Rusia 2018.
7/04/2017
La escuela estructural alemana
3/23/2017
Gatos pardos
1/25/2017
La estrella que asaltará por última vez el Super Bowl
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